Ha llegado a mis oídos que el marido de Regina ha sido nombrado Gobernador de las Indias Occidentales Danesas. Pronto embarcarán y estoy seguro que ya no la veré más. Siento como un cosquilleo en el estómago cada vez que lo pienso. Pero aunque cruce todo un océano y se ausente en la lejanía, la separación no existe cuando se lleva a alguien en el corazón. Ni siquiera la muerte hará caer en el olvido nuestros nombres.
¿Seguirá queriéndome, aunque sea un poco? ¿Guardará en sus recuerdos, como preciado tesoro, nuestros primeros encuentros y los furtivos besos? ¡Qué más da! ¡Tengo a mi Jesús!
Sin embargo, me gustaría al menos escribirle una carta. ¿O quizás no?
lunes, 29 de octubre de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
jose gracias por tus hermosas recopilaciones sobre kierkegaard, son bellas y se me ocurrio que podria pasarlas a otros en un blog propio... a mis conocidos para que disfruten. He aprendido hoy algo mas.
Publicar un comentario